Robert Cray expone su "alma" en el Festival de la Guitarra de Córdoba
De 12/7/13
Robert Cray expone su "alma" en el Festival de la Guitarra de Córdoba
Era, sin duda, el plato fuerte del Festival de la Guitarra de Córdoba, uno de esos nombres que era obligatorio abordar en un festival como éste, consagrado a un instrumento que necesita que aparezcan tipos como Robert Cray cada cierto tiempo para dotarlos de un nuevo significado.
Su sola presencia en el escenario del Teatro de La Axerquía ya resultaba apabullante, porque Cray, ese bluesman postmoderno, tiene el aura de los grandes del género y, sobretodo, es un animal escénico que, además de haber escrito algunas de las mejores canciones de los últimos 30 años, también ha destacado siempre por su fuerza sobre las tablas.
Así, armado con su Fender, y ante más de 2.000 personas que ya estaban calientes gracias a las altas temperaturas y al concierto previo de Los Coronas, el cantante de Georgia ha tomado la palabra y ha abierto su alma en canal a Córdoba.
Ha sido una hora y media de concierto, en el que ha repasado toda su carrera, desde los clásicos de ayer -impagable ese "Smoking Gun"- hasta los de hoy, y que ha basculado entre el blues y el soul de aliento clásico, pero con su reconocible visión postmoderna.
Lo cierto es que Cray cogió el blues del Delta del Mississipi y lo llevó a un nuevo estadio, liberándolo de un cierto anquilosamiento, y apostando por una óptica más cerebral, pero también más vivida, a partir de su particular uso de los arreglos.
Su directo ha sido otra cosa: un derroche de virtuosismo y sobriedad a partes iguales por parte de Cray, capaz de ejecutar riffs imposibles y de cantar como los más grandes intérpretes de soul de los años 60.
También por parte del resto de la banda, con el bajista Richard Cousins y el batería Tony Braunagel como invitados de excepción.
Todos han cumplido con su papel, el de dar cobijo a la imaginación de uno de los artistas más grandes que ha dado el blues de las últimas décadas, y que aún tiene por escribir algunas de las más brillantes páginas de la música afroamericana del futuro.
Antes de que Cray tomara la palabra, lo habían hecho Los Coronas, ese gran grupo madrileño que puede convertir cualquier concierto en un hervidero de acordes y punteos imposibles, al más puro estilo californiano.
Los madrileños venían como teloneros, aunque su inclusión en el festival ha sido una clara respuesta a la demanda del público, que querían del grupo lo que han recibido hoy: esa fronteriza y experimental visión que tienen de la música surf, con una impactante pegada rockera.
También ha habido pegada, aunque en este caso flamenca, en el concierto que ha protagonizado el cantaor Arcángel en el Gran Teatro de Córdoba.
Se ha tratado de la puesta en escena de "Las idas y las vueltas", último trabajo del cantaor junto a la Accademia del Piacere y el guitarrista flamenco Miguel Ángel Cortés, un proyecto de mestizaje que fusiona la música barroca y el flamenco y que ha supuesto la traslación al directo en un disco que ha tenido una estupenda acogida crítica.
Terra
Su sola presencia en el escenario del Teatro de La Axerquía ya resultaba apabullante, porque Cray, ese bluesman postmoderno, tiene el aura de los grandes del género y, sobretodo, es un animal escénico que, además de haber escrito algunas de las mejores canciones de los últimos 30 años, también ha destacado siempre por su fuerza sobre las tablas.
Así, armado con su Fender, y ante más de 2.000 personas que ya estaban calientes gracias a las altas temperaturas y al concierto previo de Los Coronas, el cantante de Georgia ha tomado la palabra y ha abierto su alma en canal a Córdoba.
Ha sido una hora y media de concierto, en el que ha repasado toda su carrera, desde los clásicos de ayer -impagable ese "Smoking Gun"- hasta los de hoy, y que ha basculado entre el blues y el soul de aliento clásico, pero con su reconocible visión postmoderna.
Lo cierto es que Cray cogió el blues del Delta del Mississipi y lo llevó a un nuevo estadio, liberándolo de un cierto anquilosamiento, y apostando por una óptica más cerebral, pero también más vivida, a partir de su particular uso de los arreglos.
Su directo ha sido otra cosa: un derroche de virtuosismo y sobriedad a partes iguales por parte de Cray, capaz de ejecutar riffs imposibles y de cantar como los más grandes intérpretes de soul de los años 60.
También por parte del resto de la banda, con el bajista Richard Cousins y el batería Tony Braunagel como invitados de excepción.
Todos han cumplido con su papel, el de dar cobijo a la imaginación de uno de los artistas más grandes que ha dado el blues de las últimas décadas, y que aún tiene por escribir algunas de las más brillantes páginas de la música afroamericana del futuro.
Antes de que Cray tomara la palabra, lo habían hecho Los Coronas, ese gran grupo madrileño que puede convertir cualquier concierto en un hervidero de acordes y punteos imposibles, al más puro estilo californiano.
Los madrileños venían como teloneros, aunque su inclusión en el festival ha sido una clara respuesta a la demanda del público, que querían del grupo lo que han recibido hoy: esa fronteriza y experimental visión que tienen de la música surf, con una impactante pegada rockera.
También ha habido pegada, aunque en este caso flamenca, en el concierto que ha protagonizado el cantaor Arcángel en el Gran Teatro de Córdoba.
Se ha tratado de la puesta en escena de "Las idas y las vueltas", último trabajo del cantaor junto a la Accademia del Piacere y el guitarrista flamenco Miguel Ángel Cortés, un proyecto de mestizaje que fusiona la música barroca y el flamenco y que ha supuesto la traslación al directo en un disco que ha tenido una estupenda acogida crítica.
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