Entrevista a Teatro Atómico realizada por Agenda Magenta

El 22 de febrero se ha estrenado en LANAU Espacio Creativo la obra ‘Retrato de familia’, la última creación de Teatro Atómico, una compañía independiente que llegó desde Chile hace cinco años cuyos integrantes hablan de amor por lo que hacen, de disfrutar porque quieren y de independencia de grandes circuitos o mercados.
De la misma manera que trabajan por la libertad creativa en colaboración con espacios poco convencionales, creen en las historias de cada día y  en un futuro más cálido -ojalá-. Esta agenda les cuenta, además, que ya les vio actuar en los Aperitivos Escénicos de diciembre y dejaron el listón tremendamente alto.
Nos vemos el sábado a las 20h para disfrutar de esta propuesta avalada por una trayectoria llena de reconocimientos, ganas y trabajo del bueno. No olviden reservar.

Teatro Atómico nació en Chile en 2001, ¿cómo llegasteis Madrid?

Después de realizar algunos proyectos bastante exitosos e Chile, surge la oportunidad personal de trasladarnos a Barcelona el año 2004. Allí gestamos un trabajo de cinco años. Fue un comienzo lento que fue dando paso a una transformación como compañía. Adaptándonos a la realidad multicultural de la ciudad comenzamos un nuevo proyecto artístico con actores de diferentes nacionalidades, el cual marcó la tónica de nuestro trabajo actual, que consiste en un laboratorio de diferentes ramas artísticas. Años más tarde, en 2009, nos trasladamos a Madrid . Desde entonces, ha sido un proceso más que ganancioso, hemos buscado buenas oportunidades y Madrid se ha transformado en el epicentro de nuestro trabajo. Sólo tenemos palabras de gratitud para esta ciudad.

Decís que el proyecto surge de la ‘necesidad de realizar proyectos creativos y rupturistas’. En estos momentos de dificultades y recortes, ¿qué argumentos darías para seguir apostando por la creación y el arte?

El buen hacer artístico surge de la crisis, ya sea personal, amorosa o  monetaria. Es de un gran problema de donde surge una gran solución y el hecho de trabajar con poco te hace más creativo a la hora de la creación. Nosotros como compañía generamos un trabajo de la nada y estamos acostumbrados a ello. Planteamos un proyecto y buscamos colaboradores comprometidos con la causa. El único argumento posible para no claudicar y seguir perseverando es el amor a lo que uno hace y ese es nuestro leitmotiv. Desde nuestra época de estudiantes aprendimos a casarnos con el teatro y eso significa una cosa fundamental: compromiso al cien por cien.

¿Qué os interesa contar?

Nos interesa contar historias cotidianas, dramas que nos hagan sentirnos reflejados como personas y que tengan un contexto actual. Sinquererqueriendo hemos apostado por un teatro social contundente y con un discurso propio, buscando siempre una estética propia que nos identifique como compañía.

Sois una compañía que funciona a partir de los principios de la autogestión, un fenómeno cada vez más presente en el mundo del arte. ¿La cultura sin intermediarios es más veraz?

Absolutamente. Nosotros hacemos las locuras que más nos gustan sin pedir permiso y sin estar pendientes de lo que debería o no gustar. No buscamos un teatro fácil porque no es lo que nos gusta hacer. Es decir, tenemos el control total de lo que hacemos porque nosotros gestionamos nuestro trabajo. Creemos en los significados e intentamos ser sensibles frente a la realidad. Esto no quiere decir ser mayor o menor emotivo, creemos que la sensibilidad es un arma importantísima de los artistas a la hora de contar una historia.

Soléis representar vuestras obras en salas de pequeño formato, ¿qué os atrae de los espacios escénicos poco convencionales?

La verdad es que el teatro que hacemos es independiente, por consiguiente,  las salas en las que mostramos nuestro trabajo también lo son. Nos encantan los espacios no convencionales: irrumpir y transformar. Tiene que ver claramente con el público. A este tipo de espacios llegan espectadores que asumen riesgos y que gustan de otro tipo de propuestas y ése es, precisamente, nuestro discurso.

¿Qué supone vuestra última obra, ‘Retrato de familia’, en la trayectoria de Teatro Atómico?

Supone un reencuentro con lo íntimo, con el pasado, con la infancia, con el cariño que siente un niño frente a un jueguete y con el amor que siente un actor en sus comienzos frente al futuro. Este trabajo está concebido con una premisa muy clara: reunir a un grupo de amigos actores que aman lo que hacen y que quieren contar una pequeña historia sin ningún tipo de pretensión excepto disfrutar, disfrutar y disfrutar.

‘Retrato de familia’ es una obra gestada en LANAU Espacio Creativo, donde habéis estado como compañía residente. Contadnos un poco vuestra experiencia.

Llegados a este punto solo tenemos palabras de agradecimiento para Lanau y sus directores. Tuvimos la suerte de conocerlos en el primer MeetUp y fuimos becados para escribir la historia en el espacio de coworking y trabajar luego en la Sala Mínima, donde pudimos ensayar lo creado. Hemos sido muy bien acogidos , llevamos cuatro meses y la sentimos como nuestra casa.

No es la primera vez que colaboráis con un espacio en la producción de una propuesta, ya lo habías hecho con Espacio Trapézio o Espacio Oculto. Pese a las dificultades que mencionábamos antes, parece claro que creadores y espacios apuestan por seguir intentándolo. Desde vuestra experiencia, ¿cómo veis el panorama creativo madrileño?

Hay un desarrollo enorme de buenas historias y de espacios creativos nuevos. A partir de la crisis, la calidad de los textos y la intención de lo que se hace ha mejorado muchísimo en los últimos años y eso se agradece profundamente como espectador.

Para ponerle punto y aparte a esta entrevista: ¿de qué color es el futuro atómico?

De un color cálido, amable, calentito, de menos lucha y más felicidad, de aprovechar, de hacer, de evocar, de escuchar y de sentir.